La camada A de Rhodesian Ridgeback siempre tendrá un lugar muy especial en nuestro corazón. Fue nuestra primera camada, el comienzo de una nueva aventura que veníamos soñando desde hace mucho tiempo. Ver nacer a esos cachorros fue una mezcla de emoción, nervios y una felicidad muy difícil de explicar.

Desde los primeros días nos enamoramos de cada uno de ellos, con sus miradas curiosas, su energía y sus formas de descubrir el mundo.
Con ellos aprendimos muchísimo; crecimos como criadores y como personas.

Fue una camada muy equilibrada, con cachorros fuertes, seguros y con ese carácter noble que define al Rhodesian Ridgeback.
Todos los cachorros nacieron con cresta y libres del dermoid sinus. La madre de esta camada fue Ama, una Rhodesian extraordinaria que nos ha dado tanto en nuestra crianza.

De esta camada decidimos quedarnos con una hija, Leia. Ella representa todo lo que buscamos en esta raza y forma parte fundamental de nuestra familia y de nuestro proyecto de crianza.
Nos encanta recibir fotos y vídeos de los demás cachorros, ver cómo crecen y cómo forman parte de sus nuevas familias. Cada uno tiene una historia y todo comenzó aquí, en nuestra casa, dentro de nuestro proyecto de crianza responsable.

Después de esta experiencia tan especial llegó la Camada B, que continuó marcando el rumbo de nuestro proyecto y afianzó aún más nuestro amor por la raza.